MILEI QUIERE ASUMIR EN UN ACTO SIN PROTOCOLO Y HABLARLE AL PUEBLO

En una ceremonia inusual, Javier Milei asumirá la presidencia de la Nación el próximo domingo, optando por dirigirse directamente a la gente desde las escalinatas del Congreso en lugar de hablar ante las autoridades legislativas. El acto, previsto para las 11 horas, desafía las tradiciones, marcando el inicio de un mandato que promete ser diferente.

Según lo establecido en el artículo 93 de la Constitución, Milei prestará juramento en manos del presidente del Senado, sin pronunciar palabras frente a las cámaras legislativas. Luego, recibirá los símbolos del poder de manos del actual presidente, Alberto Fernández. El presidente electo ha decidido dar un discurso ante una multitud estimada en casi un millón de personas, congregada en la Plaza de los Dos Congresos.

El traslado hacia la Casa Rosada se realizará en un descapotable, con la intención de que Milei pueda interactuar con la gente a lo largo del trayecto. Se baraja la posibilidad de utilizar el histórico Cadillac de Perón, aunque surgieron dificultades técnicas para sacarlo del Museo del Bicentenario. El recorrido incluirá una parada en el Cabildo, donde Milei caminará por Avenida Rivadavia hasta llegar a la Casa Rosada.

La jornada continuará con una ceremonia interreligiosa en la Catedral metropolitana y la jura de ministros en el Salón Blanco a las 17:30 horas. Milei tiene previsto enviar al Congreso un paquete de medidas fundamentales para su gestión durante la tarde.

En una demostración de austeridad, no se llevará a cabo una cena de honor en la Casa Rosada, aunque habrá una gran gala en el Teatro Colón para recibir a mandatarios extranjeros, incluyendo a Luis Lacalle Pou, Felipe VI, Viktor Orbán, Santiago Peña, Gabriel Boric y Daniel Noboa. La posible presencia de Lula Da Silva aún no está confirmada.

Milei planea mantener informada a la ciudadanía a través de su vocero, Manuel Adorni, quien ofrecerá conferencias de prensa todas las mañanas. Esta medida forma parte de los primeros recortes de gastos públicos, marcando el inicio de una administración que busca romper con las prácticas convencionales.