POLÍTICA DESCONECTADA DE LA REALIDAD: MILEI Y EL DESATINO DEL AUMENTO SALARIAL EN MEDIO UNA PROFUNDA CRISIS DE POBREZA

En un momento en que Argentina atraviesa una de sus tantas encrucijadas económicas, con una inflación que parece desbordar cualquier pronóstico y una pobreza que no cesa de crecer, la decisión del presidente Javier Milei de aumentar en casi un 50% el sueldo de los altos cargos del Poder Ejecutivo no solo resulta desconcertante, sino que roza lo obsceno. Esta medida, que ha sido rápidamente revocada ante el clamor popular, no hace más que evidenciar una desconexión alarmante entre la clase política y las necesidades reales de la población.

El decreto 206/2024, firmado por Milei, su jefe de Gabinete, Nicolás Posse, y la ministra de Capital Humano, Sandra Petovello, hubiera llevado los salarios de la cúpula gubernamental a cifras que, en el contexto actual, parecen un desvarío. Mientras tanto, la ciudadanía enfrenta diariamente la ardua tarea de estirar ingresos que se desvanecen ante la inflación galopante, que ya parece una sombra perenne sobre el futuro económico del país.

Resulta irónico, por no decir insultante, que aquellos que predican la austeridad y la necesidad de ajustes severos para el conjunto de la sociedad sean los mismos que no dudan en asignarse incrementos salariales que distan mucho de ser ejemplares. La justificación de Milei, apuntando a una normativa de la gestión de Cristina Fernández de Kirchner como responsable de la situación, no hace más que añadir un toque surrealista a la situación. Es difícil concebir cómo normativas previas pueden forzar la mano de un presidente y su gabinete a firmar un decreto que va en contra de sus propias políticas declaradas.

La revocación del decreto, lejos de ser un acto de contrición, parece más bien una medida forzada por la presión social y mediática, un intento de apaciguar los ánimos ante una decisión políticamente tóxica. Sin embargo, el daño está hecho. Este episodio deja al descubierto no solo la facilidad con la que se intentó privilegiar a una elite política en detrimento del bienestar general, sino también una falta de previsión y sensibilidad política que resulta preocupante en quienes están al mando del destino económico de Argentina.