TRANSPORTE: LOS CHOFERES COBRARÁN LOS AUMENTOS PERO LA TENSIÓN CONTINÚA

El sistema de transporte en colectivos en Argentina enfrenta una serie de desafíos que han llevado a una situación de precariedad y falta de previsibilidad. Una de las principales dificultades radica en la falta de consenso entre los diferentes actores involucrados en el sistema. La Unión Tranviarios Automotor (UTA), el sindicato que representa a los choferes, está dividida y a veces parece estar más interesada en la política que en los problemas del transporte. Además, las cámaras empresariales que representan a las compañías de Buenos Aires y las del interior del país tienen intereses divergentes, lo que dificulta la adopción de medidas y decisiones conjuntas.

El Gobierno de la Nación destina la mayoría de los subsidios al transporte en colectivos a los vehículos que circulan en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), dejando a otras regiones del país en desventaja. Esto genera una brecha significativa entre las necesidades de transporte de diferentes áreas, ya que las provincias y municipios tienen diferentes niveles de intervención y recursos presupuestarios.

Esta falta de alineación entre los actores involucrados dificulta la previsibilidad y la planificación adecuada del sistema de transporte en colectivos. Los usuarios no saben cuándo se quedarán sin servicio, los choferes enfrentan incertidumbre sobre el cobro de sus salarios y los empresarios se ven desafiados para cubrir los costos de operación y el pago de salarios.