EL GOBIERNO VUELVE A PERDER LA BATALLA CONTRA LA INFLACIÓN: MARZO CERRÓ CON UN 3,7% IMPULSADO POR LOS ALIMENTOS

El Índice de Precios al Consumidor (IPC) que difundió este jueves el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) volvió a encender las alarmas. La inflación de marzo se ubicó en 3,7%, marcando una clara aceleración respecto al 2,4% registrado en febrero, y elevando el acumulado anual a 8,6%. En términos interanuales, la suba de precios ya alcanza un preocupante 55,9%.

El principal motor de esta nueva suba fue, otra vez, el rubro alimentos y bebidas, que trepó un 5,9%, afectando de lleno el bolsillo de los sectores más vulnerables. El inicio del ciclo lectivo y los ajustes estacionales también presionaron al alza, dejando en evidencia la fragilidad del plan oficial para contener los precios.

Lo llamativo es que el número incluso superó las estimaciones de las principales consultoras privadas y del propio Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) del Banco Central, que proyectaban un alza de entre 2,4% y 2,9%. El salto del IPC sugiere no solo un error de diagnóstico, sino también una incapacidad manifiesta para anticipar y frenar la dinámica inflacionaria.

El informe del INDEC se conoció pocas horas antes de que el Gobierno intente cerrar un nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) por USD 20.000 millones. Una señal preocupante, si se considera que la política económica parece naufragar mientras se negocian compromisos financieros de largo alcance.

La falta de una estrategia clara, la emisión monetaria sin respaldo, la desconfianza generalizada y la presión del dólar son ingredientes que el Gobierno no ha sabido desactivar. Lejos de lograr estabilidad, la administración parece resignada a que la inflación siga marcando el ritmo de la economía.

Así, mientras los precios se disparan y los salarios pierden poder adquisitivo, el relato oficial vuelve a chocar con una realidad implacable: el Gobierno, una vez más, pierde la batalla contra la inflación.