LA IGLESIA NO RECIBIRÁ MÁS FONDOS DEL ESTADO

En un paso trascendental, la Iglesia Católica en Argentina ha decidido prescindir de los aportes económicos del Estado, marcando un hito en su relación financiera con el gobierno. En consonancia con esta determinación, los arzobispos y obispos también han renunciado a recibir una asignación mensual, medida que comenzó a regir desde el 1 de enero de este año.

Esta decisión histórica fue formalizada tras el proceso de renuncia llevado a cabo por la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), que involucró a arzobispos, obispos diocesanos y obispos auxiliares. La asignación mensual en cuestión estaba contemplada en la ley 21.950 y constituía un aporte financiero del Estado a la Iglesia.

El proceso de renuncia se inició en 2018, cuando la Iglesia Católica anunció su intención de "renunciar progresivamente" a los aportes del Estado nacional, los cuales ascendían a alrededor de 130 millones de pesos anuales en ese momento.

Con esta medida, la Iglesia busca desvincularse gradualmente de la financiación estatal, marcando un cambio significativo en su autonomía económica. Esta renuncia representa un gesto simbólico en medio de la discusión sobre la separación entre la Iglesia y el Estado, generando reflexiones sobre el papel de las instituciones religiosas en la sociedad y su relación con el financiamiento público.

La CEA ha subrayado la importancia de esta decisión como un paso hacia una mayor independencia financiera y ha expresado su compromiso de continuar sirviendo a la comunidad de manera autónoma, sin depender de recursos estatales. Esta medida, sin duda, abre un nuevo capítulo en la relación entre la Iglesia Católica y el Estado argentino.