
Salud
CAMBIO EN EL PERFIL DEL PACIENTE E IMPACTO POST-PANDEMIA: NUEVAS CAUSAS DE AVC EN JÓVENES SIN FACTORES DE RIESGO
23/07/2025 - 10:48

Hasta hace algunos años, hablar de accidentes cerebrovasculares (ACV) en personas jóvenes era una rareza. Hoy, sin embargo, los consultorios médicos y las guardias comienzan a registrar con mayor frecuencia casos de ACV en pacientes menores de 45 años, sin antecedentes médicos ni factores de riesgo clásicos como hipertensión, diabetes o colesterol alto.
Este fenómeno ha encendido las alarmas en la comunidad médica y obliga a revisar lo que se sabía hasta ahora sobre las causas de estos episodios, tradicionalmente asociados al envejecimiento y a enfermedades crónicas.
Un cambio en el perfil del paciente
Actualmente, los ACV en adultos jóvenes suelen presentarse sin avisos claros, a veces en personas que llevan una vida activa y saludable. Sin embargo, detrás de cada caso, se esconden variables que están empezando a ser comprendidas.
Uno de los principales factores en estudio es el estrés crónico. El estilo de vida moderno, marcado por exigencias laborales, falta de descanso, sedentarismo y mala alimentación, puede generar un desequilibrio sostenido en el organismo. El estrés afecta la presión arterial, la salud del corazón y favorece un estado inflamatorio que puede desencadenar fenómenos trombóticos.
Factores ocultos: desde trombofilias hasta el uso de anticonceptivos
En el caso de las mujeres, el uso de anticonceptivos hormonales combinados puede ser un disparador, especialmente en aquellas con predisposición genética a trombosis (trombofilias) que muchas veces no están diagnosticadas. En algunos casos, el ACV es la primera señal de un trastorno hereditario de la coagulación, como el Factor V de Leiden, que pasa inadvertido durante años.
Otros factores ocultos incluyen malformaciones vasculares congénitas, enfermedades autoinmunes, y arritmias cardíacas como la fibrilación auricular paroxística, que puede producir coágulos que migran al cerebro sin síntomas previos evidentes.
El impacto post-pandemia: secuelas del covid-19
Desde 2020, distintos estudios internacionales han documentado un leve pero sostenido aumento de eventos cardiovasculares y cerebrovasculares posteriores a infecciones por COVID-19. El virus afecta el revestimiento de los vasos sanguíneos y genera un estado procoagulante que puede persistir incluso en personas jóvenes y sin patologías previas.
Consumo de drogas y energizantes: un riesgo subestimado
Otro factor cada vez más frecuente es el consumo de drogas recreativas como cocaína, marihuana de alta potencia, éxtasis o metanfetaminas, que pueden provocar vasoespasmos cerebrales e infartos cerebrales repentinos. Incluso las bebidas energizantes, especialmente combinadas con alcohol, se asocian a un aumento del riesgo de arritmias y accidentes vasculares.
¿Más casos o mejor detección?
Una parte del aumento puede atribuirse también a una mayor concientización y capacidad de diagnóstico. Lo que antes se interpretaba como una “migraña intensa” o “descompensación pasajera” hoy se estudia a fondo con tomografías o resonancias, lo que permite detectar microinfartos cerebrales o isquemias que antes pasaban desapercibidas.
Qué señales deben alertar
Los síntomas de un ACV pueden variar, pero los más comunes incluyen:
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Pérdida repentina de fuerza o sensibilidad en la cara, brazos o piernas, especialmente de un solo lado
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Dificultad para hablar o entender
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Visión borrosa o doble
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Dolor de cabeza súbito e intenso, sin causa aparente
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Pérdida de equilibrio o coordinación
Ante cualquiera de estas señales, el tiempo es vital. Cuanto antes se actúe, mayor será la posibilidad de evitar secuelas graves.
Prevención en jóvenes: posible y necesaria
Aunque parezca lejana, la prevención del ACV debe comenzar temprano. Algunas recomendaciones clave incluyen:
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Controlar la presión arterial, aunque seas joven
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Dormir al menos 7 horas por noche
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Hacer actividad física regular
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Evitar el consumo de sustancias
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Moderar el uso de anticonceptivos orales sin control médico
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Consultar ante antecedentes familiares de trombosis o enfermedades vasculares
Además, quienes hayan tenido COVID-19 deberían realizar controles cardiológicos si experimentan síntomas persistentes como fatiga, palpitaciones o mareos.
Una advertencia que no hay que ignorar
El aumento de ACV en personas jóvenes plantea un nuevo desafío para el sistema de salud. La buena noticia es que la mayoría de los casos pueden prevenirse, si se identifican los factores de riesgo no tradicionales y se promueve un estilo de vida más equilibrado. La conciencia, tanto en la población como en los profesionales, será clave para revertir esta tendencia silenciosa.

