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SOLSTICIO DE INVIERNO: MÁS ALLÁ DEL CALENDARIO, RITUALES, SÍMBOLOS Y EL PODER DE COMENZAR DE NUEVO
20/06/2025 - 08:17

Este 20 de junio marca oficialmente el inicio del invierno en el hemisferio sur. El solsticio de invierno —el día más corto y la noche más larga del año— no solo nos invita a sacar abrigos y calderos para sopas calientes, sino que también encierra significados profundos que han atravesado culturas, mitologías y ritos ancestrales desde hace miles de años.
Un giro astronómico… y simbólico
Astronómicamente, el invierno comienza con el solsticio, cuando el Sol alcanza su punto más bajo en el cielo al mediodía. En este momento, los rayos solares inciden de forma más oblicua, disminuyendo la duración del día y la intensidad del calor. Pero más allá del fenómeno físico, el solsticio fue, para muchas civilizaciones antiguas, un momento de transformación, muerte simbólica y posterior renacimiento.
Fuego, renovación y comunión con la naturaleza
En los pueblos originarios del sur de América, el inicio del invierno era, y en muchos casos sigue siendo, un momento sagrado. Los mapuches celebran el We Tripantu, su Año Nuevo, que comienza alrededor del 21 de junio. Este rito ancestral honra el regreso del sol y el inicio de un nuevo ciclo natural. Durante la ceremonia, se agradece a la Ñuke Mapu (Madre Tierra), se purifica el cuerpo con agua, se comparten comidas comunitarias y se transmiten saberes orales a los más jóvenes.
En otras latitudes, como en los Andes, el Inti Raymi o “Fiesta del Sol” es un homenaje al dios solar Inti. Aunque originalmente se celebraba en el solsticio de invierno, actualmente se realiza el 24 de junio. Era una de las festividades más importantes del Imperio Inca, con danzas, sacrificios rituales y ayunos previos. El pueblo se preparaba espiritualmente para este nuevo comienzo en medio de la estación más dura del año.
En Europa, durante milenios se encendieron grandes hogueras en la noche del solsticio. Celtas, escandinavos y germanos celebraban el retorno gradual de la luz como un momento de esperanza. En muchas culturas, el fuego simbolizaba la protección contra la oscuridad y las fuerzas que habitan el frío y la noche.
El invierno como espacio de introspección
A diferencia del verano, época de expansión y sociabilidad, el invierno tradicionalmente se asoció con la introspección, el recogimiento familiar, la transmisión oral de saberes y la planificación de nuevos ciclos. En tiempos antiguos, cuando la naturaleza se adormecía, también lo hacía la actividad exterior del ser humano. Se estrechaban vínculos comunitarios, se tejían historias junto al fuego y se preparaban las reservas emocionales y físicas para el año que vendría.
¿Qué significa hoy el invierno?
En la actualidad, el invierno nos atraviesa con otras urgencias: calefaccionar los hogares, enfrentar enfermedades respiratorias, adaptar rutinas escolares y laborales. Pero también puede ser una invitación a conectar con ritmos más pausados, mirar hacia adentro, honrar lo esencial y resignificar nuestras propias transiciones.
Quizá, al recordar que durante siglos esta estación fue celebrada como un momento de esperanza y renacimiento, podamos redescubrir en el invierno algo más que una sucesión de días fríos. Quizá podamos encontrar —en el crujir de la leña, en el vapor de un té caliente o en una charla a media luz— algo del calor que nuestras culturas supieron cultivar para atravesar las noches más largas.
El invierno no es solo el cierre de un ciclo. También es la promesa silenciosa de que, tras la noche más oscura, el sol siempre vuelve a alzarse.

