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RÉCORD DE ESTRÉS ECONÓMICO: MÁS DEL 50% Y CON FUERTE IMPACTO EN LOS SECTORES MEDIOS-BAJOS

26/06/2025 - 09:09

RÉCORD DE ESTRÉS ECONÓMICO: MÁS DEL 50% Y CON FUERTE IMPACTO EN LOS SECTORES MEDIOS-BAJOS

El deterioro del poder adquisitivo y el empobrecimiento generalizado de la población argentina siguen marcando el pulso social y económico del país. Según un informe reciente del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la UCA, el estrés económico alcanzó el 50% en 2024, su punto más alto desde la pospandemia en 2021 y uno de los mayores registros de los últimos ocho años.

El estrés económico es un indicador que trasciende la pobreza monetaria tradicional, ya que evalúa la percepción de los hogares sobre su capacidad de cubrir consumos básicos, sostener su nivel de vida y ahorrar. Es decir, no solo si se llega a fin de mes, sino cómo se vive ese proceso.

La frase del sentido común: “No me alcanza”

“El sentido común del ‘no me alcanza’ muestra una visión más realista de la pobreza, aunque sea un factor subjetivo”, explicó Agustín Salvia, coordinador del informe titulado “Estrés económico: cambios y continuidades de la evolución histórica (2010-2024) y el período reciente (2022-2024)”.

En este marco, Salvia detalló que, a diferencia del dato oficial de pobreza que sugiere una baja reciente, el estrés económico no muestra una mejora significativa y refleja una continuidad en la presión financiera sobre los hogares, sobre todo entre 2022 y 2024.

El golpe más fuerte, en los sectores medios-bajos

Aunque la pobreza general se ubicó en el 38,1% y la indigencia en el 8,2% (según datos del INDEC), el estrés económico se dispara con más fuerza entre los sectores tradicionalmente considerados “estables”, como los medios-bajos, donde el índice alcanzó el 35,7% en 2024, el valor más alto desde la pandemia.

Entre los sectores muy bajos, el indicador trepó al 75,3%, mientras que en los sectores bajos llegó al 61,5%. En los niveles medio-altos, también se observó un crecimiento preocupante: 15,2%, el mayor desde 2020.

Estos datos evidencian que ya no se trata únicamente de pobreza estructural, sino de un proceso de deterioro que abarca a una mayor porción de la clase trabajadora y asalariada, que no logra sostener su nivel de vida a pesar de tener ingresos estables.

Más carencias, menos margen

Otro dato alarmante es el crecimiento del estrés económico en hogares sin carencias monetarias evidentes. En el 10% de los hogares que no reportaban problemas de acceso a salud, educación, vivienda, alimentación o seguridad social, el estrés económico subió de 15,5% a 22,8% entre 2023 y 2024. Esto indica que incluso familias con condiciones materiales básicas cubiertas sienten la presión económica y la imposibilidad de mantener sus gastos y ahorrar.

Por otro lado, los hogares con niños presentan niveles de estrés económico mucho mayores (54,6%) que aquellos sin hijos (38%), lo que refuerza la vulnerabilidad de las familias con menores a cargo.

Medicamentos, salud y PAMI: otra dimensión del ajuste

El informe también señala que la crisis en el acceso a medicamentos y la reducción de la cobertura del PAMI impactaron fuertemente en el estrés de los hogares con adultos mayores. Durante 2024 se observó una caída en el consumo de medicamentos recetados, por pérdida de cobertura o por falta de recursos para comprarlos.

En este contexto, la falta de políticas compensatorias, la caída real de los ingresos y la inflación se combinan para generar una sensación extendida de vulnerabilidad y empobrecimiento, incluso en sectores que históricamente se encontraban protegidos o integrados al consumo formal.

El Observatorio de la UCA concluye que Argentina atraviesa un proceso de empobrecimiento generalizado, con mayor impacto en los sectores medios-bajos, que hoy muestran signos de agotamiento económico y social. Este deterioro progresivo en las condiciones de vida desafía los límites tradicionales entre “clases sociales” y expone nuevas formas de desigualdad.

El dato más crudo no es solo que el 50% de los hogares experimentan estrés económico, sino que una parte creciente de los argentinos siente que no puede sostener su vida cotidiana, aun teniendo empleo o ingresos formales.

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