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HOMO ARGENTUM, EL DILEMA DEL HOMBRE ARGENTINO
24/08/2025 - 08:10

La inseguridad atraviesa a la sociedad argentina como una herida abierta. Robo, violencia y miedo conviven en la vida cotidiana de los barrios y, frente a esa realidad, surge la pregunta incómoda: ¿qué hacer si la violencia irrumpe en casa?
La película Homo Argentum pone en escena esa tensión a través de la viñeta “Un hombre decidido”. Guillermo Francella interpreta a Aníbal, un vecino que se proclama justiciero frente a la ola de delitos. “Vos entrás a mi casa y, ¿sabés qué hago yo? Pum, pum, pum. Y te cago matando”, dice ante sus pares, mientras los aplausos avalan su postura. Sin embargo, cuando dos ladrones irrumpen en su hogar, la decisión no es tan sencilla: duda, se esconde y no dispara. La violencia termina golpeando a su esposa, no a los delincuentes.
El espejo de la ficción
La escena refleja un dilema muy real. Casos como los de Jorge Ríos, el jubilado de Quilmes que mató a un ladrón; Daniel “Billy” Oyarzún, el carnicero de Zárate que atropelló a un asaltante; o incluso Ángel “Baby” Etchecopar, víctima de un asalto armado en su casa, muestran que la legítima defensa no solo se juega en segundos, sino también en los tribunales.
“El personaje de Francella hizo lo correcto. Podría haber disparado y quizás habría encuadrado su accionar en legítima defensa, pero eso no lo hubiera eximido de un proceso judicial”, explica el abogado penalista Ariel Lis.
Qué dice la ley
El artículo 34, inciso 6°, del Código Penal de la Nación establece que no será punible quien obre en legítima defensa, incluso si el resultado es la muerte del agresor, siempre que se cumplan tres condiciones:
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Que exista una agresión ilegítima, real o inminente.
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Que la defensa sea proporcional al ataque.
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Que no haya provocación suficiente por parte de quien se defiende.
En teoría, la norma otorga un marco claro. En la práctica, la respuesta judicial suele ser más lenta y compleja. “Cualquiera que dispare para repeler un ataque va a atravesar un proceso penal, con indagatoria, pericias y eventualmente juicio. Incluso puede quedar detenido preventivamente”, agrega Lis.
El caso de Jorge Ríos
El herrero jubilado de 77 años se convirtió en emblema de este debate. En julio de 2020, mató a uno de los cinco ladrones que entraron a su casa en Quilmes. Pese a haber actuado en defensa propia, estuvo 12 días detenido y enfrentó una acusación de homicidio agravado. Recién en 2023, a días del inicio del juicio, fue sobreseído.
“Don Jorge era legítimo usuario de un arma, se defendió y aun así fue tratado como victimario. Pasó tres años de angustia hasta que se reconoció lo evidente: que lo atacaron en su propio hogar”, recordó su abogado Fernando Soto.
Venganza o conciencia
El trasfondo de estos episodios plantea un dilema moral: ¿defenderse a toda costa, aunque eso implique matar, o retroceder y preservar la propia conciencia? Entre la venganza y la legítima defensa existe una delgada línea, que el derecho intenta delimitar, pero que la realidad borra con frecuencia.
La ficción de Homo Argentum devuelve esa pregunta a cada espectador, con la misma crudeza que la vida cotidiana: si mañana la violencia toca tu puerta, ¿qué harías vos?

